Sunday, July 29, 2007

Los legisladores las quieren guapas

Edecanes del Congreso. Ser bonita, tener altura y buen cuerpo son requisitos para las edecanes que laboran en el Senado de la República y la Cámara de Diputados. En la LVII Legislatura se generó un informe con recomendaciones sobre el area de edecanes del Congreso, pero nunca fueron aplicadas

Laurence Pantin

(29 julio 2007).- No cualquiera puede ser edecán en la Cámara de Diputados o el Senado de la República. Se tiene que ser mujer, joven, alta y bonita para servirle un café o pasarle un mensaje a un legislador.

A pesar de que en el pasado se ha discutido la necesidad de reformar el área de edecanía y abrirla a hombres -a raíz de algunos episodios polémicos-, ambas Cámaras siguen reservando este trabajo a mujeres de apariencia agradable y con vestimenta atractiva, aun cuando las tareas que realizan no justifican esas características.

Meseras de lujo

La subdirectora de Apoyos Materiales y Administrativos de la Cámara de Diputados, Marisela Llamas Trujillo, es la encargada de reclutar a las edecanes en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Se presenta como coordinadora de eventos de la Cámara ante las aspirantes a este cargo.

Según se pudo constatar en una entrevista laboral a una postulante, la "licenciada Llamas" considera que para obtener este trabajo el físico es importante.

"No creo que incumplas porque tienes altura", le explicó a la joven de 1.65 metros, "te calculo unos 25 años, entonces está la edad".

"Estás guapa", siguió Llamas, "entonces, ya ves que para edecán... bueno, un poco de conocimiento y actitud de servicio, que también esto se necesita. Y bueno, el físico también cuenta, ¿no?" Además mencionó que es necesario poder hablar algún idioma extranjero, haber acabado la preparatoria y realizado "algún estudio afín a turismo o administración, algo relacionado con servicio al público".

Llamas explicó a la joven que tendría que pasar a la Subdirección de Selección del área de Recursos Humanos de la Cámara para realizar una entrevista y un examen básico de conocimientos y aptitudes. Y además le dio algunos consejos para pasar esa prueba.

"La señorita te pregunta: '¿Eres soltera, casada, tienes hijos? ¿Cuáles son tus aspiraciones? ¿Por qué te gustaría trabajar en la Cámara?' Como para que de esta entrevista ellos saquen sus conclusiones, si tienes facilidad de palabra, si interactúas con los demás, o si tu vocabulario es amplio o reducido, o tienes aptitudes", indicó Llamas.

El trabajo se paga por honorarios, 10 mil 410 pesos al mes. Llamas explicó que las edecanes trabajan de ocho a ocho de lunes a viernes. Pero advirtió: "a veces las reuniones duran hasta las dos, tres, cuatro o cinco de la mañana y se tienen que quedar".

Cuando se quedan tarde, se les proporciona un apoyo para pagar un taxi. Y cuando trabajan un día entero, les proporcionan un vale de 50 pesos para ayuda de alimentos, expuso Llamas. "Y les dan uniformes", añadió.

La reclutadora explicó así las funciones que llevan a cabo las edecanes: "Las más de las veces, hacen de recepcionistas. Paradas en la puerta a (esperar) que lleguen las personas. Ya las pasan y les ponen botellitas de agua. Les preguntan: '¿Quiere tomar algo?' Pues, un café o algo, se lo llevan. Mandan un recadito. Si la mesa es muy grande y alguien va a tomar la palabra, pasarle el micrófono inalámbrico".

'Procuramos no hacer amistades'

El 3 de julio de 2007, la Cámara de Diputados vive una jornada propia del periodo de receso y sólo unos cuantos legisladores se pasean por los pasillos de San Lázaro. Pero las edecanes no descansan, ocupadas en atender a los invitados de los actos organizados por los diversos grupos parlamentarios y alguna que otra reunión de comisión.

Son las 16:30 horas. En el foro "Mecanismos de Defensa en Derechos Humanos en México", Catalina, Claudia y Sandra se turnan para cubrir el evento. Si bien las jóvenes auxiliares son altas (más de 1.60 metros), algunas de ellas rellenan generosamente su uniforme. Su traje sastre de pantalón negro no es muy entallado, el escote de su blusa no muy marcado y los tacones no siempre altos, como si las edecanes no quisieran llamar la atención.

Su actitud también es reservada. Guardan cierta distancia con los presentes cuando les sirven agua o cuando les alcanzan el micrófono. Y mientras esperan a que las llamen, paradas a la orilla del salón, visiblemente aburridas, nadie se detiene a mirarlas.

Ellas comentan que esta mesura no es producto de la casualidad.

"Procuramos no hacer amistades para que no se preste a malos entendidos", cuenta una de ellas, quien dice tener nueve años trabajando en la Cámara. "Desde que hubo un problema aquí, intentamos mantener la distancia", añade.

Escandalosos antecedentes

Desde que se creó el área de edecanes en la Cámara de Diputados, no han faltado escándalos de abusos sexuales y lenocinio relacionados con las bellas auxiliares. El más sonado se ventiló durante la LVII Legislatura. El 11 de noviembre de 1997, un grupo de ex edecanes de la Cámara de Diputados denunció el negocio de prostitución organizado por la coordinadora del área, Rebeca Montes de Oca, quien supuestamente ofrecía los servicios de las jóvenes a los diputados y directivos de la Cámara durante la LVI Legislatura.

La coordinadora, quien estaba en el puesto desde 1981, fue removida de su cargo y puesta a disposición del sindicato para su transferencia a otra área de la Cámara en espera de conocer el resultado de la investigación que inició la PGR con base en esta denuncia. Sin embargo, los resultados de la indagación relativa a la averiguación previa 143/DGM/98 nunca se conocieron.

Por su parte, la Junta de Coordinación Política de la Cámara encomendó al Comité de Administración que investigara los hechos. La diputada del PRD Angélica de la Peña, quien estuvo a cargo de la investigación, explica hoy, a casi 10 años de distancia, que no había ninguna constancia de que Montes de Oca hubiera regenteando a las edecanes para que éstas dieran servicios de tipo de sexual a los diputados.

Tampoco pudo comprobar si algunas edecanes se prostituyeron. "Si una chica tuvo una relación con un diputado y el diputado le pagó, eso nunca lo supimos", declara la ex diputada, "lo que nosotros encontramos es que ninguna chica fue obligada a andar con ningún diputado".

No obstante, De la Peña precisa que se recomendó a los diputados tener mucho cuidado con involucrarse con una edecán, o pasarse de listos. "Señalamos que era importante que en el Congreso no hubiera ningún señalamiento de hostigamiento a alguna de las trabajadoras, sean edecanes o no".

La ex diputada encontró "cierta irregularidad en la forma como estaba trabajando el servicio de edecanes", ya que Montes de Oca daba permiso a las auxiliares para salir temprano o llegar tarde.

En un informe confidencial que entregó a la Junta de Coordinación Política, De la Peña sugirió realizar un manual para formalizar la contratación y el trabajo de las edecanes. En éste, se aconsejaba que la Dirección de Recursos Materiales contratara ese servicio.

"Sugerimos que la Cámara no tuviera ese servicio como tal, sino que lo contratara con las compañías que se dedican a eso, de tal forma que hubiera un servicio mucho más profesional, en donde se resguardaran los derechos laborales de las personas que se dedican a ese tipo de trabajo", añade.

Finalmente, De la Peña recuerda que también se recomendó la apertura del área de edecanía a hombres.

De todas estas recomendaciones, la única que parece haberse tomado en cuenta es la de pasar el área bajo la Subdirección de Apoyos Materiales y Administrativos. En cambio, las edecanes siguen siendo exclusivamente mujeres. Siguen siendo pagadas por honorarios y contratadas directamente por la Cámara, y no mediante una agencia.

Interrogada al respecto, De la Peña explica que desconoce qué pasó con sus sugerencias. "Yo dejé el Comité de Administración cuando dejé la Cámara de Diputados. Ya no supe qué pasó en la LVIII Legislatura. Y en la LIX Legislatura, la verdad, no me interesó. No vi ningún problema. Todo era normal", concluye.

La mujer como objeto

La problemática de la mujer-objeto no es exclusiva del Congreso mexicano, aunque en otros ámbitos y en otras latitudes se han tomado medidas para cambiar ese estereotipo. Un ejemplo son las azafatas de las aerolíneas, que fueron un prototipo en la materia durante muchos años. Solían tener que cumplir con requisitos muy estrictos respecto a edad, altura y peso, pero conforme ha evolucionado la imagen de la mujer en el ámbito laboral y han aumentado los casos de juicios por discriminación, estos requisitos se han flexibilizado.

Sin embargo, éste no parece ser el caso del Congreso mexicano.

En 1992, la entonces coordinadora del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, María de los Ángeles Moreno, buscó mejorar las condiciones laborales de las edecanes y abrió el área a hombres.

"Siempre he procurado que haya equidad en todas las relaciones humanas, reconociendo la desigualdad y la discriminación contra las mujeres en la cultura, en la que se le admiten al varón muchas cosas que pueden resultar excesivas respecto de mujeres, sobre todo cuando estiman que esas mujeres tienen un rango menor", expone la legisladora.

"Lo que yo buscaba era frenar eso y señalar que podían dar ese servicio por igual hombres o mujeres, que no tenía que ver con el servicio el que tuvieran una falda corta o que tuvieran una apariencia muy agradable".

También quería que estuvieran a salvo de "agresiones verbales o cuestiones que caen claramente fuera de su ámbito de actividad".

Pero la priista reconoce que ese intento falló y se volvieron a imponer criterios físicos de selección que operan en la actualidad.

"En general, se pide buena presentación y apariencia agradable, lo que ello signifique, y por el tipo de trabajo, por la atención personalizada que se presta, creo que no debiera de ser así. Debiera cambiar el criterio y ser por igual para hombres y para mujeres la posibilidad de dar un servicio", dice Moreno, quien fuera diputada entre 1991 y 1994, y senadora entre 1994 y 2000.

Hoy es nuevamente senadora, pero no ha promovido ningún cambio al área de edecanía de la Cámara alta y elude contestar preguntas sobre la situación actual de las auxiliares. Al contrario, se le liga con dos personajes que en la actualidad, y desde la primera vez que Moreno fue senadora, controlan el reclutamiento de edecanes para el Senado: Arturo Garita Alonso, secretario general de Servicios Parlamentarios, y Cristina Gallardo, jefa de la Unidad de Atención a Senadores.

Gallardo es una experimentada funcionaria pública que fungió como coordinadora de Eventos Especiales de la Dirección General de Información y Relaciones Públicas de la Presidencia de la República durante el sexenio de José López Portillo y trabaja en la Cámara alta por lo menos desde 1995.

Al pedirle su versión para este reportaje, declinó contestar preguntas argumentando que nunca da entrevistas.

Una jornada en Xicoténcatl

El 4 de julio del 2007, a las 11 horas con 51 minutos, apenas suena la campanita que da inicio a la sesión de la Comisión Permanente del Congreso en el recinto del Senado y entran en escena cinco edecanes de apariencia inmaculada. Todas llevan zapatos de altos tacones y el mismo traje blanco y gris de rayas. Los pantalones son entallados, los ceñidos sacos se cierran con un único botón que resalta el busto de las auxiliares, cubierto con una blusa blanca ajustada y escotada, que en ocasiones deja ver su ombligo.

Las muchachas son jóvenes, altas, delgadas, de tez clara y de rasgos delicados. Su apariencia contrasta con la de los elementos de seguridad que resguardan el recinto.

La primera tarea de las auxiliares consiste en repartir sonrisas y saludar de beso a los legisladores varones. Por ejemplo, un sonriente Luis Enrique Benítez Ojeda, diputado priista por Durango, acerca su mejilla a la de una edecán para pedir su beso.

Una vez distribuidos los saludos, las hermosas mujeres se dedican a servir agua, refrescos y café, a solicitud expresa de los congresistas. Para eso, no es raro que tengan que inclinarse entre las curules, dejando a la vista parte de sus encantos.

Las edecanes siguen una rutina muy ordenada, bajo la atenta supervisión de Cristina Gallardo, veterana en cuestiones de protocolo: una mirada le basta para dar instrucciones a sus subalternas.

En caso de votación nominal, cuatro de ellas se posicionan en la parte baja del salón para pasar los micrófonos inalámbricos, mientras la última se queda atenta, dispuesta a atender las peticiones de los legisladores.

Cuando no hay votación la sesión transcurre con mayor tranquilidad. Las auxiliares se turnan para que siempre estén por lo menos dos de ellas en el recinto para lo que se les ofrezca a los legisladores: regalarles una bebida o pasar un recado. Se quedan paradas, con la espalda recta o ligeramente apoyada contra la pared, con las manos o los brazos cruzados, esperando la llamada de un parlamentario o que se acabe una intervención para reponer el vaso de agua cerca de la tribuna donde se suceden los oradores. Conforme va avanzando la sesión y el tedio crece, las muchachas relajan su postura y, en ocasiones, cuchichean entre sí.

Tras más de tres horas y media de sesión, el diputado perredista Andrés Lozano presenta un punto de acuerdo relativo al gasto en comunicación social del gobierno federal. Los congresistas se agitan al calor del debate, pero las edecanes no mueven una pestaña: si alguien sabe de gasto de imagen son ellas, pues buena parte de su sueldo lo gastan en maquillaje, fragancias y joyas.

¿Cuánto cuesta?

Las edecanes están consideradas dentro del presupuesto del Congreso.

El gasto ordinario

Cámara de Diputados:

Edecanes: 18
Gasto para cubrir su sueldo: 1 millón 641 mil 840 pesos. entre mayo de 2006 y septiembre de 2007.

Senado de la República:

Edecanes: 7
Gasto para cubrir su sueldo: La Dirección General de Recursos Humanos de la Cámara alta se negó a dar a conocer este dato, argumentando: "son datos personales, cuya difusión es reservada, toda vez que podría afectar la privacidad y la seguridad de las personas".

Eventos extraordinarios

· 1o. de diciembre de 2000: Se contrató personal para el acto de transmisión del Poder Ejecutivo.

· 32 edecanes: 47 mil 840 pesos.

· 4 coordinadoras: 6 mil 900 pesos.

· 4 edecanes bilingües: 6 mil 900 pesos.

· Costo total: 61 mil 640 pesos.

· 1o. de diciembre de 2006: Se hizo una contratación similar, aunque la toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente duró menos de 5 minutos.

· 40 edecanes: 57 mil 960 pesos.

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Sunday, July 15, 2007

Ser un bello diputado…

Nudo gordiano
Por: Yuriria Sierra

Ayer se publicó, en la primera página de Excélsior, el Programa Anual de Adquisiciones, Arrendamiento, Obra Pública y Servicios de 2007, aprobado por diputados integrantes del Comité de Administración de San Lázaro. Ciento noventa y un millones de pesos; ser un Congreso digno, no tiene precio…

Cubierta de agenda y portafolios: cuatro millones 200 mil pesos (¿acaso será el portafolios de inversiones de Carlos Slim, o qué? ¿O más bien, portafolios con ligas incluidas y un video de Bejarano bailando la pelusa?). Agenda y portafolios: cuatro millones 200 mil varitos; ser un diputado con agenda llena (o portafolios lleno), no tiene precio…

Garrafones de 19 litros y botellas de agua purificada: dos millones 555 mil 375 (¿será tal vez que los diputados se bañan en San Lázaro y a jicarazos?, ¿o será que "purificada" se traduce como "agua bendecida" por Onésimo Cepeda?). Agua va: dos millones y medio; ser un diputado al que no le carraspea la garganta o se le sale un gallo en la tribuna es algo que no tiene precio…

Suministro de café: 320 mil 876 pesos (¿será que los diputados del sureste quieren coadyuvar al crecimiento de la industria cafetalera en el país? ¿o más bien que beben taza tras taza desde la comodidad de su curul mientras se desahoga el orden del día?). Cafecito: 321 mil; ser un diputado bien despierto para el debate legislativo es algo que no tiene precio…

Entrega de periódicos, libros y revistas: cuatro millones 188 mil pesos (¿será que realmente quieren estar informados de todo lo que pasa en México, la ciudad, el mundo, los negocios, los deportes y hasta los espectáculos? ¿o será que resuelven varios crucigramas por sesión?). Periódicos, cuatro millones de pesos; ser un diputado que lee todos los días el Nudo Gordiano de Yuriria Sierra es algo que no tiene precio…

Congresos y convenciones: 42 millones 258 mil pesos (¿pues qué?, por el monto no me cabe duda que se refieren a la Convención de Viena o a la de Ginebra ¿o nomás a una convención con mucha ginebra?, ¿y el rubro de "congresos" permitirá adquirir un Congreso nuevo, con todo y nuevos diputados?). Congresos y convenciones, 42 millones; ser un congresista convencional es algo que no tiene precio…

Edecanes para eventos especiales: un millón 690 mil 323 pesos (por esa lanota, ¿será que ahora Britney Spears cometerá la excentricidad de ser "slave for you" de algunos legisladores? ¿o acaso las edecanes que piensan contratar son cabilderas de grandes ligas y lograrán negociar, ellas solitas, la reforma fiscal, la energética, la laboral y, nomás de paso, de pilón y buena onda, la reforma migratoria en el Congreso gringo?). Edecanes, millón y medio de pesos; ser un diputado contento, no tiene precio…

Desechables y utensilios para higiene (léase "papel de baño"): tres millones 670 mil 693 pesos (¿será porque la #&% todo el tiempo? ¿o, tal vez, será que los persigue su intensa labor legislativa?). En fin, ser un diputado sin presiones (de ningún tipo) es algo que no tiene precio…

Conceptos de "restaurante, pavo, Reyes y otros": 282 millones 795 mil pesos (¿acaso van a dispararle una comidita a cada uno de sus representados?, ¿un pavo de acción de gracias por votar por mí a cada uno de sus electores? ¿o se van a hacer rosca —y no de Reyes— gastándose esta partida de nuestros impuestos en puras comilonas que acaban en borracheras, pero en las que no logran negociar ni siquiera un punto de acuerdo?). Restaurante, pavo y Reyes, 283 mil pesos; ser un diputado que dice "provecho" y saca provecho del RFC, no tiene precio…

Corte de pelo y peinados: 377 mil 915 pesos (¿con o sin luces?, ¿planchado o con tenaza?, ¿con o sin extensiones?, ¿copete con crepé? ¿o tradicional, peinado en queso Oaxaca?). Estética: 378 mil pesitos; ser un diputado con pocos pelos, pero bien peinados, no tiene precio…

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Niegan abuso en sus peinados

Son servicios en la Cámara de Diputados que se prestan no sólo a legisladores, sino al personal que labora aquí, justifica Jorge Zermeño

Por: Carole Simonnet y Alejandro Sánchez

22/02/2007

El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Zermeño, justificó que se cargue al erario 377 mil pesos al año por servicios de estética y peluquería, y otras cantidades millonarias para adquirir bienes y servicios para los 500 legisladores.

En entrevista posterior a su participación en la instalación de un Comité de Ética en San Lázaro, dijo desconocer el costo que eroga el Poder Legislativo para que sus integrantes puedan peinarse, pero consideró que no es un abuso.

El diputado panista argumentó que estas erogaciones no son nuevas, y sirven para atender no sólo a los 500 diputados, sino a las cinco mil personas que laboran en el recinto legislativo.

Excélsior comprobó que la peluquería atiende a los trabajadores, pero no la estética, reservada exclusivamente a legisladores, según informó la persona encargada del salón.

"Son servicios en la Cámara de Diputados que se prestan no sólo a los diputados, sino al personal que labora aquí en la Cámara. Hoy hablan de una cantidad anual... la desconozco", dijo Zermeño.

Esgrimió que dentro del recinto legislativo se brindan también servicios médicos y financieros, porque la zona que rodea la sede carece de todo.

"No es un rumbo —donde está ubicado San Lázaro— que tenga cerca algunas cuestiones, y esto, a través de los años, supongo que así se ha venido haciendo", consideró el líder camaral.

Este diario publicó ayer que los diputados acordaron erogar en 2007 377 mil 915 pesos para servicios de estética y peluquería; 283 millones 795 mil pesos para suministrar "vales de despensas, restaurante, pavo, Reyes y otros", así como toda una serie de gastos incluidos en el Programa Anual de Adquisiciones, Arrendamiento, Obra Pública y Servicios.

Sobre el tema del ausentismo de los legisladores en las reuniones de comisiones, Zermeño evadió responder la pregunta de si está a favor de castigar en forma inmediata a los diputados faltistas con un descuento de un día de su dieta.

"Estoy de acuerdo en que se busquen medidas más eficaces para el cumplimiento del deber, somos legisladores y tenemos la obligación de participar en todos los trabajos, incluyendo por supuesto las comisiones, y yo estoy de acuerdo en que tiene que haber reglas que obliguen al cumplimiento del deber, entre otras pudiera ser el descuento de algún día de dieta si el legislador no acude a su trabajo en comisiones. Pero no está en la Ley Orgánica ni en el reglamento", subrayó, y agregó que "lo importante no es que estemos sacando acuerdos al margen de la Ley Orgánica y del reglamento".

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Abuso sexual agravado

Germán Dehesa

La capacidad de intromisión que tiene la realidad en nuestras vidas es brutal. Hoy lunes 7 de mayo, me disponía a escribir un risueño artículo en torno al demoledor impacto de los encuerados en la sensibilidad nacional y también quería hablar del inminente y consternante Día de las Madres que avanza implacable. Ya había construido el primer párrafo, cuando sonó el teléfono. Era mi amigo Víctor Foja que, sin el menor miramiento, me dijo: ¿quieres oír una historia atroz?. En lo que yo pensaba si quería o no quería, él comenzó.

Todo es absolutamente real, aunque esté teñido de esa irrealidad que lo perverso le impone a los actos del hombre. Víctor y yo tenemos un amigo en común llamado Jesús Anaya que es un hombre y un editor cabal. Sucede que hace unos días, su hermano que vive en Guadalajara dedicado al trabajo decidió venir de visita a México. Llegó, hizo algunas visitas y abordó el Metro. Se trata de un hombre diabético y extremadamente impresionable. Ahí en el Metro se quedó dormido abrazando su portafolios. Cuando despertó (diría Kafka) descubrió dos cosas: la estación donde debía bajarse ya había quedado atrás y frente a él tenía a una mujer vociferante que lo acusaba de "acoso sexual". Francisco José Anaya no sabía ni de qué se trataba. No tuvo tiempo. Con sospechosa celeridad aparecieron los vigilantes del Metro. Éste fue el primer círculo infernal. En el segundo está, cosa extrañísima en México, un guardián corrupto que funge como Comandante de la estación del Metro quien amable y paternal, le aconseja a nuestro amigo que le dé diez mil pesos a la señora y "aimuere". Francisco José se niega rotundamente y es enviado a la Agencia del Ministerio Público 50-C. A estas alturas, nuestro personaje manifiesta señales de daño cardíaco. En calidad de "detenido" lo envían al Hospital de Balbuena. Su familia comienza a buscarlo pero nadie da razón.

De Balbuena lo regresan al día siguiente a la Delegación , sin que la "querellante" se haya presentado a ratificar su denuncia. Ahí estuvo 48 horas y de ahí salió rumbo al Reclusorio Oriente acusado de abuso sexual agravado.

El Reclusorio Oriente fue construido para alojar a cuatro mil presos; su población actual es de diez mil y éste es el tercer círculo del infierno en el que ha caído un hombre inocente. De los diez mil reos que hay en el Reclusorio, por lo menos uno no entiende en qué pesadilla se ha abismado y está en espera de ser sometido a juicio y todo esto sin tomar en cuenta el daño que se le ha hecho a su buen nombre, el deterioro físico que gratuitamente se le ha provocado, el dinero del que él y su familia han sido despojados (por supuesto que el Ministerio Público se quedó con su "mochada") y todo lo que ahora vendrá como castigo al incalificable delito de haber abordado el Metro.

Señores de la autoridad, de Marcelo Ebrard hasta el último vigilante del Metro: no tienen ustedes madre, ¿cómo pueden permitir que nos hagan cosas así?, ¿para eso les pagamos?, alguno de ustedes me dirá que son prácticas muy viejas y que hay muchas "mafias enquistadas", y yo les diré que no hay (no habría) más que de dos sopas: o limpian tanta podredumbre, o renuncian.

Pero no, ni lo uno ni lo otro, nada de esto sucederá. Ya todos están cuidándose, placeándose y acomodándose para el 2012 y éstos son asuntos menores. Allá en el Reclusorio, Francisco José continuará maldiciendo la hora en que se le ocurrió venir a la Ciudad de México.

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Sergio Sarmiento / Delito grave

Sergio Sarmiento

Delito grave

"De vez en cuando un inocente es enviado a la legislatura".

Kin Hubbard

Este martes 8 de mayo Germán Dehesa narró en su columna la historia de un hombre, Francisco José Anaya, quien tras quedarse dormido en el Metro fue despertado por los gritos de una mujer que lo acusaba de acoso sexual. En dos segundos se hicieron presentes guardias de seguridad del Sistema de Transporte Colectivo, quienes le aconsejaron darle 10 mil pesos a la mujer para evitarse problemas. Como él se negó, el hombre fue encarcelado y está enfrentado un proceso por "acoso sexual agravado".

No es éste el único caso en el que se han hecho acusaciones por este delito como parte de un intento de extorsión. El periodista Javier Alatorre me contaba la historia de un caso muy similar, sólo que en un microbús, en el cual también una oportuna patrulla hizo inmediato acto de presencia para participar en la extorsión.

La razón por la cual estamos viendo esta nueva forma de extorsión es que los actos de acoso sexual que se llevan a cabo en un transporte público han sido convertidos por los legisladores en "delito grave". Esta decisión, presentada en su momento como un gran triunfo para las mujeres, quienes sufren con humillante frecuencia abusos en el transporte, se ha transformado en la puerta a una fácil extorsión. ¿Por qué? Porque al volver la falta un delito grave, el acusado pierde la posibilidad de enfrentar el proceso en libertad bajo caución y es recluido en la cárcel. Aun cuando al final se compruebe su inocencia, como suele ocurrir cuando la acusación se fundamenta sólo en la declaración de la presunta víctima, el acusado tendrá que pasar en la cárcel cuando menos uno o dos años, mientras se desarrolla el proceso, a menos de que consiga el "perdón de la víctima" (el cual se vende muy caro). Por eso en la extorsión, en la cual usualmente participan policías y ministerios públicos, se puede obtener tanto dinero del acusado.

Estamos ante un problema de fondo, no de simple forma, en nuestro sistema jurídico. Si bien el artículo 14 de la Constitución determina que nadie "podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos" sino mediante un juicio ante los tribunales, y aunque el artículo 20 otorga el derecho de los inculpados a gozar de "la libertad provisional bajo caución", la verdad es que en los denominados "delitos graves", que son la mayoría, primero se castiga y después se determina si existe una responsabilidad. Esta situación ha hecho que en México simplemente no exista la presunción de inocencia, que es puntal de los sistemas jurídicos de los países en que se garantizan las libertades individuales.

Los esquemas de extorsión que estamos viendo en contra de personas que viajan en transporte público y que son acusados de abusos sexuales aprovechan el hecho de que nuestra ley considera a cualquier acusado de un delito grave como culpable hasta que no se compruebe su inocencia. Poco importa que todo el peso de la acusación radique en la palabra de una falsa víctima.

Esta falta de garantías es la que aprovechan también los gobiernos que quieren castigar a un "enemigo". Carlos Ahumada, por ejemplo, pasó tres años en la cárcel sólo para ser declarado inocente de las cinco acusaciones que hasta la fecha ha enfrentado. Paola Durante estuvo presa un año y medio hasta que el juez de su caso la declaró inocente. En otras palabras, primero se les castigó y luego se les juzgó.

En los países del mundo en los que realmente se respetan las garantías individuales la situación es otra. El acusado goza de la presunción de inocencia. La prisión preventiva, la que se lleva a cabo durante un juicio en que un fiscal busca demostrar la responsabilidad del inculpado, es realmente una excepción y no la regla. La posibilidad de enfrentar un proceso en libertad se determina no por una arbitraria clasificación administrativa entre delitos graves y leves, como en México, sino por la peligrosidad del acusado o por el riesgo de que éste pueda tratar de evadirse. En contraste con lo que ocurre en México, la mayoría de los acusados en estos países puede gozar de libertad mientras se les sigue un juicio. El castigo sólo se aplica cuando un tribunal los ha hallado culpables.

Quizá los legisladores que decretaron como grave el abuso sexual en transporte público no tengan de qué preocuparse. Ellos no toman el Metro o los microbuses: se trasladan en autos conducidos por choferes. Pero para la mayoría de los mexicanos, para quienes sí usan el transporte público, la falta de la presunción de inocencia se convierte en una poderosa arma de extorsión.

El problema no se resuelve simplemente ajustando la pena por el delito de abuso sexual en el transporte público. Lo que debemos hacer como país es adoptar realmente el principio de presunción de inocencia. Nadie debe ser considerado responsable de algún delito en tanto no lo juzgue un tribunal. Y nadie debe ser castigado mientras no se le haya encontrado culpable.

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