Sunday, July 29, 2007

Los legisladores las quieren guapas

Edecanes del Congreso. Ser bonita, tener altura y buen cuerpo son requisitos para las edecanes que laboran en el Senado de la República y la Cámara de Diputados. En la LVII Legislatura se generó un informe con recomendaciones sobre el area de edecanes del Congreso, pero nunca fueron aplicadas

Laurence Pantin

(29 julio 2007).- No cualquiera puede ser edecán en la Cámara de Diputados o el Senado de la República. Se tiene que ser mujer, joven, alta y bonita para servirle un café o pasarle un mensaje a un legislador.

A pesar de que en el pasado se ha discutido la necesidad de reformar el área de edecanía y abrirla a hombres -a raíz de algunos episodios polémicos-, ambas Cámaras siguen reservando este trabajo a mujeres de apariencia agradable y con vestimenta atractiva, aun cuando las tareas que realizan no justifican esas características.

Meseras de lujo

La subdirectora de Apoyos Materiales y Administrativos de la Cámara de Diputados, Marisela Llamas Trujillo, es la encargada de reclutar a las edecanes en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Se presenta como coordinadora de eventos de la Cámara ante las aspirantes a este cargo.

Según se pudo constatar en una entrevista laboral a una postulante, la "licenciada Llamas" considera que para obtener este trabajo el físico es importante.

"No creo que incumplas porque tienes altura", le explicó a la joven de 1.65 metros, "te calculo unos 25 años, entonces está la edad".

"Estás guapa", siguió Llamas, "entonces, ya ves que para edecán... bueno, un poco de conocimiento y actitud de servicio, que también esto se necesita. Y bueno, el físico también cuenta, ¿no?" Además mencionó que es necesario poder hablar algún idioma extranjero, haber acabado la preparatoria y realizado "algún estudio afín a turismo o administración, algo relacionado con servicio al público".

Llamas explicó a la joven que tendría que pasar a la Subdirección de Selección del área de Recursos Humanos de la Cámara para realizar una entrevista y un examen básico de conocimientos y aptitudes. Y además le dio algunos consejos para pasar esa prueba.

"La señorita te pregunta: '¿Eres soltera, casada, tienes hijos? ¿Cuáles son tus aspiraciones? ¿Por qué te gustaría trabajar en la Cámara?' Como para que de esta entrevista ellos saquen sus conclusiones, si tienes facilidad de palabra, si interactúas con los demás, o si tu vocabulario es amplio o reducido, o tienes aptitudes", indicó Llamas.

El trabajo se paga por honorarios, 10 mil 410 pesos al mes. Llamas explicó que las edecanes trabajan de ocho a ocho de lunes a viernes. Pero advirtió: "a veces las reuniones duran hasta las dos, tres, cuatro o cinco de la mañana y se tienen que quedar".

Cuando se quedan tarde, se les proporciona un apoyo para pagar un taxi. Y cuando trabajan un día entero, les proporcionan un vale de 50 pesos para ayuda de alimentos, expuso Llamas. "Y les dan uniformes", añadió.

La reclutadora explicó así las funciones que llevan a cabo las edecanes: "Las más de las veces, hacen de recepcionistas. Paradas en la puerta a (esperar) que lleguen las personas. Ya las pasan y les ponen botellitas de agua. Les preguntan: '¿Quiere tomar algo?' Pues, un café o algo, se lo llevan. Mandan un recadito. Si la mesa es muy grande y alguien va a tomar la palabra, pasarle el micrófono inalámbrico".

'Procuramos no hacer amistades'

El 3 de julio de 2007, la Cámara de Diputados vive una jornada propia del periodo de receso y sólo unos cuantos legisladores se pasean por los pasillos de San Lázaro. Pero las edecanes no descansan, ocupadas en atender a los invitados de los actos organizados por los diversos grupos parlamentarios y alguna que otra reunión de comisión.

Son las 16:30 horas. En el foro "Mecanismos de Defensa en Derechos Humanos en México", Catalina, Claudia y Sandra se turnan para cubrir el evento. Si bien las jóvenes auxiliares son altas (más de 1.60 metros), algunas de ellas rellenan generosamente su uniforme. Su traje sastre de pantalón negro no es muy entallado, el escote de su blusa no muy marcado y los tacones no siempre altos, como si las edecanes no quisieran llamar la atención.

Su actitud también es reservada. Guardan cierta distancia con los presentes cuando les sirven agua o cuando les alcanzan el micrófono. Y mientras esperan a que las llamen, paradas a la orilla del salón, visiblemente aburridas, nadie se detiene a mirarlas.

Ellas comentan que esta mesura no es producto de la casualidad.

"Procuramos no hacer amistades para que no se preste a malos entendidos", cuenta una de ellas, quien dice tener nueve años trabajando en la Cámara. "Desde que hubo un problema aquí, intentamos mantener la distancia", añade.

Escandalosos antecedentes

Desde que se creó el área de edecanes en la Cámara de Diputados, no han faltado escándalos de abusos sexuales y lenocinio relacionados con las bellas auxiliares. El más sonado se ventiló durante la LVII Legislatura. El 11 de noviembre de 1997, un grupo de ex edecanes de la Cámara de Diputados denunció el negocio de prostitución organizado por la coordinadora del área, Rebeca Montes de Oca, quien supuestamente ofrecía los servicios de las jóvenes a los diputados y directivos de la Cámara durante la LVI Legislatura.

La coordinadora, quien estaba en el puesto desde 1981, fue removida de su cargo y puesta a disposición del sindicato para su transferencia a otra área de la Cámara en espera de conocer el resultado de la investigación que inició la PGR con base en esta denuncia. Sin embargo, los resultados de la indagación relativa a la averiguación previa 143/DGM/98 nunca se conocieron.

Por su parte, la Junta de Coordinación Política de la Cámara encomendó al Comité de Administración que investigara los hechos. La diputada del PRD Angélica de la Peña, quien estuvo a cargo de la investigación, explica hoy, a casi 10 años de distancia, que no había ninguna constancia de que Montes de Oca hubiera regenteando a las edecanes para que éstas dieran servicios de tipo de sexual a los diputados.

Tampoco pudo comprobar si algunas edecanes se prostituyeron. "Si una chica tuvo una relación con un diputado y el diputado le pagó, eso nunca lo supimos", declara la ex diputada, "lo que nosotros encontramos es que ninguna chica fue obligada a andar con ningún diputado".

No obstante, De la Peña precisa que se recomendó a los diputados tener mucho cuidado con involucrarse con una edecán, o pasarse de listos. "Señalamos que era importante que en el Congreso no hubiera ningún señalamiento de hostigamiento a alguna de las trabajadoras, sean edecanes o no".

La ex diputada encontró "cierta irregularidad en la forma como estaba trabajando el servicio de edecanes", ya que Montes de Oca daba permiso a las auxiliares para salir temprano o llegar tarde.

En un informe confidencial que entregó a la Junta de Coordinación Política, De la Peña sugirió realizar un manual para formalizar la contratación y el trabajo de las edecanes. En éste, se aconsejaba que la Dirección de Recursos Materiales contratara ese servicio.

"Sugerimos que la Cámara no tuviera ese servicio como tal, sino que lo contratara con las compañías que se dedican a eso, de tal forma que hubiera un servicio mucho más profesional, en donde se resguardaran los derechos laborales de las personas que se dedican a ese tipo de trabajo", añade.

Finalmente, De la Peña recuerda que también se recomendó la apertura del área de edecanía a hombres.

De todas estas recomendaciones, la única que parece haberse tomado en cuenta es la de pasar el área bajo la Subdirección de Apoyos Materiales y Administrativos. En cambio, las edecanes siguen siendo exclusivamente mujeres. Siguen siendo pagadas por honorarios y contratadas directamente por la Cámara, y no mediante una agencia.

Interrogada al respecto, De la Peña explica que desconoce qué pasó con sus sugerencias. "Yo dejé el Comité de Administración cuando dejé la Cámara de Diputados. Ya no supe qué pasó en la LVIII Legislatura. Y en la LIX Legislatura, la verdad, no me interesó. No vi ningún problema. Todo era normal", concluye.

La mujer como objeto

La problemática de la mujer-objeto no es exclusiva del Congreso mexicano, aunque en otros ámbitos y en otras latitudes se han tomado medidas para cambiar ese estereotipo. Un ejemplo son las azafatas de las aerolíneas, que fueron un prototipo en la materia durante muchos años. Solían tener que cumplir con requisitos muy estrictos respecto a edad, altura y peso, pero conforme ha evolucionado la imagen de la mujer en el ámbito laboral y han aumentado los casos de juicios por discriminación, estos requisitos se han flexibilizado.

Sin embargo, éste no parece ser el caso del Congreso mexicano.

En 1992, la entonces coordinadora del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, María de los Ángeles Moreno, buscó mejorar las condiciones laborales de las edecanes y abrió el área a hombres.

"Siempre he procurado que haya equidad en todas las relaciones humanas, reconociendo la desigualdad y la discriminación contra las mujeres en la cultura, en la que se le admiten al varón muchas cosas que pueden resultar excesivas respecto de mujeres, sobre todo cuando estiman que esas mujeres tienen un rango menor", expone la legisladora.

"Lo que yo buscaba era frenar eso y señalar que podían dar ese servicio por igual hombres o mujeres, que no tenía que ver con el servicio el que tuvieran una falda corta o que tuvieran una apariencia muy agradable".

También quería que estuvieran a salvo de "agresiones verbales o cuestiones que caen claramente fuera de su ámbito de actividad".

Pero la priista reconoce que ese intento falló y se volvieron a imponer criterios físicos de selección que operan en la actualidad.

"En general, se pide buena presentación y apariencia agradable, lo que ello signifique, y por el tipo de trabajo, por la atención personalizada que se presta, creo que no debiera de ser así. Debiera cambiar el criterio y ser por igual para hombres y para mujeres la posibilidad de dar un servicio", dice Moreno, quien fuera diputada entre 1991 y 1994, y senadora entre 1994 y 2000.

Hoy es nuevamente senadora, pero no ha promovido ningún cambio al área de edecanía de la Cámara alta y elude contestar preguntas sobre la situación actual de las auxiliares. Al contrario, se le liga con dos personajes que en la actualidad, y desde la primera vez que Moreno fue senadora, controlan el reclutamiento de edecanes para el Senado: Arturo Garita Alonso, secretario general de Servicios Parlamentarios, y Cristina Gallardo, jefa de la Unidad de Atención a Senadores.

Gallardo es una experimentada funcionaria pública que fungió como coordinadora de Eventos Especiales de la Dirección General de Información y Relaciones Públicas de la Presidencia de la República durante el sexenio de José López Portillo y trabaja en la Cámara alta por lo menos desde 1995.

Al pedirle su versión para este reportaje, declinó contestar preguntas argumentando que nunca da entrevistas.

Una jornada en Xicoténcatl

El 4 de julio del 2007, a las 11 horas con 51 minutos, apenas suena la campanita que da inicio a la sesión de la Comisión Permanente del Congreso en el recinto del Senado y entran en escena cinco edecanes de apariencia inmaculada. Todas llevan zapatos de altos tacones y el mismo traje blanco y gris de rayas. Los pantalones son entallados, los ceñidos sacos se cierran con un único botón que resalta el busto de las auxiliares, cubierto con una blusa blanca ajustada y escotada, que en ocasiones deja ver su ombligo.

Las muchachas son jóvenes, altas, delgadas, de tez clara y de rasgos delicados. Su apariencia contrasta con la de los elementos de seguridad que resguardan el recinto.

La primera tarea de las auxiliares consiste en repartir sonrisas y saludar de beso a los legisladores varones. Por ejemplo, un sonriente Luis Enrique Benítez Ojeda, diputado priista por Durango, acerca su mejilla a la de una edecán para pedir su beso.

Una vez distribuidos los saludos, las hermosas mujeres se dedican a servir agua, refrescos y café, a solicitud expresa de los congresistas. Para eso, no es raro que tengan que inclinarse entre las curules, dejando a la vista parte de sus encantos.

Las edecanes siguen una rutina muy ordenada, bajo la atenta supervisión de Cristina Gallardo, veterana en cuestiones de protocolo: una mirada le basta para dar instrucciones a sus subalternas.

En caso de votación nominal, cuatro de ellas se posicionan en la parte baja del salón para pasar los micrófonos inalámbricos, mientras la última se queda atenta, dispuesta a atender las peticiones de los legisladores.

Cuando no hay votación la sesión transcurre con mayor tranquilidad. Las auxiliares se turnan para que siempre estén por lo menos dos de ellas en el recinto para lo que se les ofrezca a los legisladores: regalarles una bebida o pasar un recado. Se quedan paradas, con la espalda recta o ligeramente apoyada contra la pared, con las manos o los brazos cruzados, esperando la llamada de un parlamentario o que se acabe una intervención para reponer el vaso de agua cerca de la tribuna donde se suceden los oradores. Conforme va avanzando la sesión y el tedio crece, las muchachas relajan su postura y, en ocasiones, cuchichean entre sí.

Tras más de tres horas y media de sesión, el diputado perredista Andrés Lozano presenta un punto de acuerdo relativo al gasto en comunicación social del gobierno federal. Los congresistas se agitan al calor del debate, pero las edecanes no mueven una pestaña: si alguien sabe de gasto de imagen son ellas, pues buena parte de su sueldo lo gastan en maquillaje, fragancias y joyas.

¿Cuánto cuesta?

Las edecanes están consideradas dentro del presupuesto del Congreso.

El gasto ordinario

Cámara de Diputados:

Edecanes: 18
Gasto para cubrir su sueldo: 1 millón 641 mil 840 pesos. entre mayo de 2006 y septiembre de 2007.

Senado de la República:

Edecanes: 7
Gasto para cubrir su sueldo: La Dirección General de Recursos Humanos de la Cámara alta se negó a dar a conocer este dato, argumentando: "son datos personales, cuya difusión es reservada, toda vez que podría afectar la privacidad y la seguridad de las personas".

Eventos extraordinarios

· 1o. de diciembre de 2000: Se contrató personal para el acto de transmisión del Poder Ejecutivo.

· 32 edecanes: 47 mil 840 pesos.

· 4 coordinadoras: 6 mil 900 pesos.

· 4 edecanes bilingües: 6 mil 900 pesos.

· Costo total: 61 mil 640 pesos.

· 1o. de diciembre de 2006: Se hizo una contratación similar, aunque la toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente duró menos de 5 minutos.

· 40 edecanes: 57 mil 960 pesos.

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