Sunday, April 13, 2008

¡Y esto es todos los días!


Existe manera de justificar esas imágenes tan penosas que nos han llegado por diferentes medios de comunicación de San Lázaro clausurado y del Senado inactivo?

Por supuesto que no y por favor no permita que nadie le salga con el cuento de que se trata de una lucha democrática que lo que pretende es impulsar un debate profundo sobre la inversión privada en Pemex porque no es cierto.

Cuando alguien quiere fomentar un debate, no posa triunfante con sombrero de charro en San Lázaro ni pasa sonriendo entre las curules con un casco y una banderita al hombro como si fuera un niño chiquito haciendo travesuras después de la asamblea del 18 de marzo.

Cuando alguien quiere fomentar el debate, lo fomenta, no utiliza la fuerza para impedir que los demás hagan lo que les corresponde ni mucho menos festeja ya no el debate, sino el haberse salido con la suya.

Esto es ridículo, patético y, lo peor, de todos los días. Algo que se llame Frente Amplio Progresista, nada más desde el nombre, no merece el más mínimo respeto. Suena a chascarrillo, a parodia mal escrita y más en un país como el nuestro.

No es la primera vez que nuestras cámaras de Diputados y Senadores se convierten en circos de dos pistas ante los ojos impotentes de los ciudadanos que seguimos estancados y que, a pesar de eso, continuamos manteniéndolas a todo lujo.

Pero sí es la primera vez que, entre las noticias de este escándalo más los mensajes de Felipe Calderón, nuestras autoridades transmiten spots donde un montón de gente sonriente dice varias veces que en México se respeta a las personas que opinan diferente y que todos nos escuchamos y nos queremos mucho porque ahí está el valor de la democracia.

Y no, no es broma, está sucediendo, se transmite como para que usted y yo nos volvamos locos frente a nuestros televisores, y eso también cuesta, y eso también debería ser como para sentarse a discutir.

¿Qué es lo que verdaderamente está pasando aquí? Se supone que entre nuestros legisladores hay dos corrientes, una a favor de que se abra Pemex a la inversión privada y otra, en contra.

La que está a favor, está bien contenta y nada le preocupa. Es como si desde antes de la aparición de este tema en el horizonte, sus seguidores hubieran sabido que iban a ganar.

La que está en contra está furiosa, se asume derrotada en automático.

¿Y qué hace? Toma las cámaras para hacerse escuchar dándole pie, como siempre, al resto de los mexicanos para que hagan lo que se les dé la gana cuando lo consideren necesario.

Esto es lo que se supone que está pasando. Yo creo que la nota va por otro lado, creo que lo que está pasando es que Felipe Calderón se está jugando su autoridad y tan se la está jugando que mientras que él apoya la inversión privada en Pemex, su todavía contrincante Andrés Manuel López Obrador la rechaza.

Si el dinero de los empresarios llega a Pemex, el señor López Obrador, más lo que queda de nuestra caótica izquierda mexicana, terminarán superdebilitados.

Pero si no, el golpe para Calderón será muchísimo más fuerte que el que recibió Vicente Fox cuando un puñado de campesinos le impidió construir el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.

Como para complicar más las cosas, el caso Pemex no es un tema como para congelarlo y dejárselo a otra administración. Ahí se tiene que hacer algo ya porque nuestra dependencia hacia esa paraestatal es inmensa y porque su productividad va de mal en peor.

En resumen, Pemex es la trampa de trampas y no se trata de debatir, se trata de ver quién impone su punto de vista porque ya parece que los señores del Frente Amplio Progresista van a escuchar y reflexionar sobre lo que le digan sus contrincantes y viceversa.

Y como nadie va a aflojar, nos espera una temporada de situaciones todavía peores entre manifestaciones, bonos, discursos, adelitas, chantajes, cadenas nacionales, cercos informativos y un país sin Congreso pero eso sí, con muchos spots bien bonitos de que la actual legislatura sí trabaja y de que trabaja tanto que da gusto verla.

¿Qué va a pasar aquí? Nadie lo puede saber con exactitud pero si algo ha tenido Felipe Calderón desde que tomó posesión ha sido ingenio para sobrevivir y salirse con la suya a pesar de sus enemigos. ¿A poco no?

Álvaro Cueva - 19

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