Sunday, March 04, 2007

La cegeachización de la Cámara de Diputados

Juegos de Poder
Por: Leo Zuckermann

Hace poco presencié una conversación entre dos políticos que habían sido diputados federales, uno en la 58 Legislatura (2000-2003) y otro en la 59 (2003-2006). Ambos se quejaban de cómo las disputas partidistas habían entorpecido el trabajo legislativo; reconocían que ciertos diputados que habían llegado a la Cámara con la ilusión de cambiar al país habían terminado frustrados por los escasos resultados.

El diputado de la 58 presumía que por lo menos ellos habían podido sacar algunas legislaciones trascendentales (como la de transparencia) gracias, en parte, a la buena relación de los coordinadores del PRI y del PAN, Beatriz Paredes y Felipe Calderón, respectivamente. El de la 59 afirmaba que su Legislatura había sido un desastre en productividad. En su visión, el desafuero de López Obrador había consumido mucha de la energía política y, cuando éste terminó, ya no había ánimo de cooperar. De hecho, comenzaron las campañas y los diputados se dedicaron a enfrentarse en la tribuna.

En septiembre tomó posesión una nueva Legislatura, la 60. ¿Acaso ha sido diferente la historia con respecto a la 58 y la 59? En los hechos parece peor. En tres meses de vida que tiene esta Cámara, los diputados se han encargado de repartirse el botín legislativo y pelearse.

Semanas enteras las dedicaron a distribuir las comisiones legislativas y los puestos directivos que traen consigo poder y dinero. Como no alcanzaron, crearon más con cargo al contribuyente para que todos acabaran contentos.

Y luego vino el asunto de la toma de posesión del presidente Calderón. Ya sabemos el desenlace: el patético espectáculo que protagonizaron los diputados. Uno hubiera esperado que ahí terminara la cosa. De hecho, los coordinadores de todos los partidos se reunieron para sanar las heridas, hacer las paces y comenzar a legislar.

Pero las buenas intenciones no duraron ni un día. Una nueva disputa explotó. Priistas y perredistas increparon al presidente de la Mesa Directiva, el panista Jorge Zermeño, por su supuesta participación partidista en la toma de protesta. Fueron y vinieron discursos. Nuevos gritos y sombrerazos. Los ofendidos rompieron el quórum y amagaron con no regresar al pleno hasta que Zermeño renunciara a su puesto.

El presidente de la Cámara tuvo que disculparse con los priistas quienes, ufanos, presumieron que “vino con una actitud sencilla, humilde y cooperativa a decirnos que quiere reconstruir la relación y el PRI aceptó su disculpa”. Con eso, Zermeño salvó el pellejo y seguirá en el cargo. Esta es una muestra del tipo de actividades a las que están dedicados nuestros diputados.

La democratización del país implicó que el Legislativo se convirtiera en un poder de verdad. Hoy, afortunadamente, tenemos un Congreso vivo donde se ventilan las disputas políticas. Hay que celebrarlo: estamos mejor que antes. Pero también es cierto que cada día existe un mayor deterioro en el trabajo legislativo. Que la Cámara de Diputados se está convirtiendo en una arena exclusivamente partidista donde el protocolo y el decoro con el que se conducen los legisladores recuerdan el que tenían los miembros del Consejo General de Huelga de la UNAM. Sí: los diputados están cegeachizándose al pelearse como adolescentes y gastar su energía en nimiedades.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home