Sunday, December 03, 2006

El vergonzoso mundo de los diputados

La inmaculada percepción
Por: Vianey Esquinca

¿Y ahora quién podrá ayudar a los diputados? Nadie, porque no se lo merecen. Mostraron, en unos días, por qué son la institución con menos credibilidad y confianza entre la población y por qué la gente no los respeta y los considera unos mantenidos del sistema. Aunque pareciera prácticamente imposible, la imagen de los diputados pudo caer más bajo de lo que estaba.

Es por todos sabido que los partidos políticos no escogen a sus candidatos porque tengan el perfil más adecuado, sino porque tienen que pagar cuotas a sus tribus y corrientes internas; en 90 por ciento de los casos no se premia la experiencia o la capacidad sino el corporativismo. Por eso en su gran mayoría los diputados pasan sin pena ni gloria su periodo legislativo. Sin embargo, ahora sí se dieron a conocer y ¡de qué forma! Por televisión y en las fotos de los medios impresos se pudieron observar rostros de perfectos desconocidos y desconocidas batiéndose a golpes, aventándose objetos, subiéndose a la tribuna, tirándose sillas, empujando a quienes se les pusieran en frente. ¿Esos orangutanes son los representantes populares?

El diputado perredista, niño-niña, Ricardo Varela (porque en los primeros minutos no se sabía si era un diputado o una diputada quien estaba acostado sobre la tribuna) y la legisladora panista Violeta Lagunas, que les lanzo a sus homólogos todo cuanto estuvo al alcance de su mano, fueron de los más folklóricos; pero las escenas en las que el diputado del PRD corría hacia una de las puertas —después de la tregua— lanzando golpes y tirando sillas, como loco enjaulado, tampoco se quedaron atrás. Las imágenes de diputados durmiendo en el suelo, en la tribuna, cantando como si estuvieran de campamento, orinando en botellas, comiendo tamales y tortas y riéndose a sus anchas, ofendió a miles de personas que siguieron, entre incrédulas, sorprendidas e indignadas, el espectáculo protagonizado por los flamantes legisladores.

Sin embargo, y hay que reconocerlo, no todo mundo se ofendió con la actitud de los diputados. Les están profundamente agradecidos los microbuseros, los gángsteres y los pandilleros por llevar sus prácticas cotidianas a cadena nacional e internacional. Los payasos, la familia circense y los boxeadores se deslindaron tajantemente de ellos. Cuenta una persona que estaba afuera de la Cámara de Diputados que comenzó a escuchar: “Flojo, mantenido, inútil, gorila…”, por lo que preguntó muy sorprendida que si estaban regañando a los diputados. “No”, contesta alguien que pasaba por ahí, “les están pasando lista”.

En la imagen pública hay un principio básico: No se debe perder la compostura bajo ninguna circunstancia. Los legisladores, sin embargo, no sólo sepultaron la compostura, sino que extraviaron el decoro y la educación, mostraron el código postal que todos tienen tatuado y que sale en las circunstancias más comprometedoras. Ahora deberá ser requisito de los candidatos a diputados haber trabajado en La Merced para perfeccionar ese refinado vocabulario que intercambiaron y tener un largo historial en pelea callejera para responder, con golpes, cual perros de pelea, a la menor provocación o a la mínima señal de sus amos.

Una de las salidas más fáciles de las instituciones para mejorar su imagen es gastar exorbitantes cantidades de dinero en spots masivos. No obstante, esto sólo puede resultar si la imagen que se difunde es la misma que se proyecta en los mínimos detalles, lo cual, por supuesto, no es el caso. El spot que está actualmente al aire en el que una voz melosa, casi al punto del llanto, dice: “No siempre estamos de acuerdo, pero de eso se trata, de dialogar, de discutir, de coincidir en aquello que sea mejora para México”, deberá ser inmediatamente sustituido por uno que vaya más acorde a la realidad legislativa: “¿Para qué discutir, si nos podemos agarrar a golpes?” O: “No siempre estamos de acuerdo, pero de eso se trata, de agarrarnos a trompazos e imponer lo que, creemos, es mejor para nuestros partidos”.

No han aprobado una sola iniciativa en toda la legislatura, pero ya fueron capaces de organizar una guerra campal mostrando sus pequeñeces. Eso sí, aprobaron su presupuesto para 2007, en el que planean incrementar el gasto de imagen y difusión. Estarían aumentando de 8.5 millones de pesos a casi 26 millones el rubro de difusión e información del Congreso e invirtiendo 129 millones para las áreas de comunicación social y publicidad. Aunque usted no lo crea.

Una imagen dice más que mil palabras y los legisladores ofrecieron las más vergonzosas imágenes de que se tenga memoria. Observar la toma de protesta de Felipe Calderón en medio de un ambiente caótico: con guardias del Estado Mayor Presidencial mezclados con diputados y diputadas, todos apretados y desordenados, fue lastimoso, como lamentable resultó escuchar a los conductores de la transmisión del sistema televisivo de la Presidencia aparentando que no pasaba nada, sólo les faltó decir que lo visto unos minutos antes en la Cámara de Diputados había sido producto de la imaginación colectiva.

Finalmente, el PAN y el PRD mandaron al diablo a la institución legislativa. ¿Quién tuvo la culpa? ¿El PRI está libre de pecado? Estas preguntas tendrían una respuesta dependiendo del cristal con que se mire, pero a corto, mediano y largo plazo, el daño que le ocasionaron a la imagen de la Cámara de Diputados es permanente e irreversible.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home