Thursday, November 16, 2006

Un artículo de Hector Aguilar Camin

Anfitriones de piedra pómez

La penuria institucional del Poder Legislativo queda de manifiesto en su incapacidad de ser un anfitrión confiable de otros poderes. Un poder de la República que no es capaz de ofrecer seguridades, ni siquiera de buen trato, a otros poderes, es un poder inferior a su investidura.

Diputados y senadores no han podido evitar que una ceremonia constitucional rutinaria, como la toma de posesión del Presidente, se volviera un crucigrama. El Poder Legislativo no puede dar garantías de legalidad porque no puede gobernarse a sí mismo. Está a merced de la intransigencia de sus bancadas, como una calle al arbitrio de sus bandas. Debería legislar sobre la materia y darse el poder que no tiene para gobernarse.

Se dirá que es la bancada del PRD la que crea el conflicto de inhospitalidad que acecha al primero de diciembre. Es verdad, pero no hemos visto a las mayorías del Congreso cerrar filas en torno a su responsabilidad constitucional de ser el recinto para la toma de posesión del nuevo gobierno.

No hemos visto a la mayoría no perredista de la Cámara (más de 65 por ciento) reconvenir en votación contundente a la bancada del PRD por su intento de impedir una ceremonia constitucional. Hemos oído, en cambio, de parte del PRI socarronas sugerencias al Ejecutivo de no presentarse al recinto, sino tomar posesión por escrito.

Es un litigio de alto valor simbólico: la casa de las leyes no respeta ni hace respetar la ley.

No respeta la ley el PRD ni se la hacen respetar las otras bancadas. No es un Congreso gobernable. Empezando porque no puede garantizar el buen trato a los invitados en su propia casa. Terminando porque no puede cumplir con la primera obligación que le impone su condición de poder de la República: respetar y hacer respetar la ley.

No hay que confundir las incapacidades del Congreso con las debilidades del Presidente. Tampoco hay que ir, como a una cita obligada con la historia, a la trampa armada por una parte de la oposición del Congreso, y consentida por la otra, para este primero de diciembre. Hay que hacer la toma de posesión en un lugar que el Ejecutivo pueda controlar, ya que el Congreso es incapaz de controlar el suyo, cumplir la ceremonia y cambiar de crucigrama.

El primer día de gobierno no es un aleph donde queda contenido para siempre el gobierno por venir. Cada día de gobierno es su propio aleph.

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