Friday, December 22, 2006

Ley de Ingresos para 2007

Se pasan el año entero declarando que hay que fortalecer a Pemex, empresa orgullosamente nacional de una industria estratégica.

Bla, bla, bla.

Pero llega la hora de la verdad y votan por ayudar a los refresqueros, y por que, como de costumbre, la empresa petrolera pague la cuenta que no quisieron sufragar otros: Coca-Cola, Pepsico, Seagreams… Ya los escucharemos en unos meses: “¡Urge capitalizar a Pemex!”.

Qué poca seriedad.

Saturday, December 09, 2006

Diputados: spot y ficción

Joaquín López Dóriga

Su reino tampoco es de este mundo. Florestán

Día y noche, por radio y televisión, nos bombardean los coordinadores de las bancadas de la Cámara de Diputados con un atormentador spot en el que nos presumen sus capacidades para ponerse de acuerdo, lo que se ha quedado en una campaña publicitaria con la que nos torturan SIN ninguna conmiseración.

Sobre una música muy baja, los coordinadores legislativos, en una “doble caja”, van pasando lista uno a uno, los ocho.

“Héctor Larios Córdova, a favor”, dice el panista en una
pantalla dividida, en un cuadro, él votando desde su curul, en la otra en una toma evocadora.

“Javier González Garza, a favor”, y aparece el perredista repitiendo el montaje de postproducción: votando y mostrándonoslo.

“Emilio Gamboa Patrón, ¡sí!”, exclama el yucateco
incombustible –¡Cuántas veces han organizado sus funerales!

Por los verdes, “Gloria Lavara Mejía, a favor”; y de
Convergencia “Alejandro Chanona Burgete, a favor”; y el petista “Ricardo Cantú, a favor”; en lo que coincide desde el Panal, “Miguel Ángel Jiménez, a favor”, y de Alternativa, “Marina Arvizu Rivas, a favor”.

Luego una voz envidiable nos dice en off, al tiempo que aparece Jorge Zermeño y la alineación de la mesa directiva que preside, sobre un fondo con los trazos del escudo nacional:

“Porque sabemos ponernos de acuerdo. Cámara de Diputados. Sesenta legislatura, a favor de México”. Sube la música y cierra el spot.

Los diputados, por respeto a ellos mismos, pero, sobre todo, por respeto a la sociedad, deberían sacar del aire esa ficción que con su conducta y resultados a lo largo de más de tres meses han negado.

Hasta ahora sólo “han sabido ponerse de acuerdo” en el reparto de las prebendas y posiciones de poder.

Han corrido los primeros cien días de esta legislatura y a pesar de la provocadora insistencia de su publicidad, han dejado en claro que, hasta ahora, no “han sabido ponerse de acuerdo”, por más que su spot nos machaque con lo contrario.

Si tuvieran pudor, sólo pudor, ya lo hubieran sacado del aire porque lo que lanzaron para fortalecerlos, con su conducta, los debilita más.


Thursday, December 07, 2006

Identifica la Cámara a personal infiltrado

Quienes bloquearon el acceso norte el 1 de diciembre y que no son legisladores son empleados del PRD

Por: Cecilia García
07/12/2006

La dirección de seguridad de la Cámara de Diputados ya identificó a los empleados del PRD que no son legisladores y que bloquearon los accesos del salón de plenos el 1 de diciembre, con la intención de boicotear la ceremonia de toma de protesta de Felipe Calderón.

Apoyados con los videos de seguridad y fotografías publicadas por Excélsior el 3 de diciembre, los primeros nombres de trabajadores del grupo parlamentario del PRD involucrados en los bloqueos han sido identificados.

Christian Valiente, director de Recursos Materiales del partido, integrante de Nueva Izquierda y dirigente juvenil de Ecatepec, lideró el bloqueo al acceso de los panistas: la puerta de basamento norte.

Además, el equipo de seguridad logró identificar a Juan Gabriel Hernández, asistente de Valiente; Armando Flores y Cristóbal Pérez Martínez, empleados del PRD. Así fueron despejadas las dudas sobre la procedencia de los "infiltrados".

Sobre la identidad de esas personas corrieron diversas versiones: "¡Ah, sí!, estos son los del grupo de choque del PRD", dijo un empleado de la Cámara. "No, no, son los del frente Francisco Villa que trajo el PRD", replicó otro. "Estos son del PRD, de los nuestros, y no revelaré sus nombres, son resentidos sociales como yo", dijo un perredista.

Fuentes de la dirección de seguridad aseguran que también participó personal ajeno al recinto, aunque los fotografiados por este diario son empleados internos del PRD. La investigación instruida por la mesa directiva no ha terminado.

Los resultados de la misma sólo pueden constituir un acta circunstanciada o una denuncia de hechos ante la autoridad correspondiente, pero el órgano de gobierno legislativo no está facultado para aplicar una sanción directa.

Fuentes consultadas en el PRD revelaron que Christian Valiente, Juan Hernández, Armando Flores, Cristóbal Pérez Martínez y los demás de la fotografía serán asesorados para solicitar un amparo por medio del departamento jurídico del partido. Luego, analizarán la posibilidad de "entregarse" ante quien corresponda.

La presencia e intervención de personas que no son legisladores es un asunto justificado tanto por panistas como por perredistas. "Yo vi asesores de Francisco Domínguez (PAN) y gente de apoyo de diputadas del PAN, no sólo estaban ahí para ayudarles sino que se involucraban", relató el diputado José Luis Aguilera (Convergencia).

El pretexto para ingresar a personal de "apoyo" fue el mismo de ambos lados. "Les pasaban su comida, una almohada, su celular cargado, la síntesis informativa...", relataron diputados de varias fracciones. Ya adentro, no escatimaron el apoyo a sus legisladores según el lado del conflicto en el que estaban.

Monday, December 04, 2006

De la vergüenza a la esperanza

El búho no ha muerto
Por: Pedro Ferriz de Con


Fue un ascenso difícil al poder. El país pasó momentos de tensión calificados de maneras diferentes. Desde la vergüenza a la esperanza. No faltó quién achacó culpas por el bochorno vivido en San Lázaro. La irresponsabilidad de algunos de nuestros legisladores nos fuerza a tomar un camino de pensamiento antes de entrar a la sinrazón. Siempre pensé qué tarde entramos a la democracia. Nuestras instituciones son imperfectas. El diálogo es limitado sólo por nuestra evolución. Aunque seguiré sintiéndome de los que vivimos el privilegio de una problemática nueva que se ve forzada a consecuentar al ignorante que todo lo lleva a extremos asaz inadmisibles.

El doble juego exige toda nuestra inteligencia y tolerancia, aparte de una manera sensata de llevar a la práctica formas de aguantar con paz interior a quienes se dicen dialoguistas, cuando son intolerantes. Esos que todo lo hacen "con todo respeto" en "resistencia pacífica" sabiendo bien que es lo contrario. Felipe pasó la prueba de la legitimidad y lo hizo bien. La ceremonia del traspaso de poderes fue medida mejor que una obra musical. No se dejó de lado lo legal. Tenía que estar el Presidente saliente y estuvo. Tenía que haber quórum y lo hubo. Ausencia de violencia y se contuvo. Felipe Calderón tenía que jurar lealtad a la patria ante un Congreso, como lo prevé la ley. El PRI se quiso lavar la cara exigiéndole a Fox su ausencia. El PAN perdió la paciencia y las formas. La siempre triste presencia del PRD, esa que, cuando razono, pretendo entender. Me sigue exasperando al negarlo todo.

¿De qué se quejan? De que Fox influyó directamente en las elecciones. El Gobierno del Distrito Federal y todos los estados gobernados por ellos hicieron lo mismo. ¿Hubo una elección de Estado? El trabajo del IFE y un millón de ciudadanos insaculados resultó impecable. Dudaron hasta de sus representantes de casilla y para colmo también lo hicieron de los magistrados de la máxima autoridad electoral. Aceptan que cometieron "algunos errores", como haber ignorado a los empresarios. No fue su candidato a reuniones de evaluación con la Bolsa Mexicana de Valores. La Asociación de Banqueros de México. La Concamín. A los banqueros, ¡a todos!, los llamó parásitos, ante su silencio. Carlos Slim —tercer hombre más rico del mundo— convocó a partidos y sociedad a la firma de un Acuerdo de Chapultepec necesario para la puesta en marcha de una estrategia formal de crecimiento y los perredistas simplemente lo ignoraron. Lo único que valió todo el tiempo para ellos era que ya habían ganado la Presidencia de la República… y no sólo eso, sino que también ya se habían repartido los puestos en la administración federal.

Ante esta serie de "realidades" es difícil dialogar. Los pobres quedan en medio de necesarias acciones inmediatas. Felipe Calderón está obligado a no distraerse. Esos señores, como Fernández Noroña, y ya no pongo más para no ensuciar estas líneas, tienen la estrategia constante de meter aguja para sacar hebra. Ya no será así. Espero que ante la primera acción ilegal llevada a cabo por estos rijosos, los pongan en la cárcel. Donde deben estar. Estoy harto de tantos devaneos ante la ley. Cansado de que perdamos el tiempo. Felipe es presidente y lo parece. Abracemos el presente ante lo que pudo ser. Es tiempo de construcción.

Calderón y la crisis como oportunidad

Razones
Por: Jorge Fernández Menéndez

Algunos perredistas y sus analistas más cercanos son realmente ocurrentes: un grupo de diputados de ese partido bloquearon el pasado viernes los ingresos al salón de plenos de San Lázaro con porros (la foto de Excélsior demuestra claramente que ninguno de quienes "custodiaban" uno de esos ingresos era legislador ni nada tenía que hacer en San Lázaro); rompieron a los golpes, a las ocho de la mañana en punto, la "tregua" que se había establecido con los panistas, en cuanto recibieron la orden de un López Obrador que estaba de muy mal humor en un Zócalo semivacío, tanto, que tuvo que cancelar las marchas que ya había planeado. Allí, sin embargo, el ex candidato reiteró que en San Lázaro impedirían la toma de protesta del presidente Calderón. Los perredistas, e incluso algún medio afín, señalaron que la ceremonia de traspaso de poderes que se había escenificado en la medianoche del día primero era un sucedáneo para justificar la inasistencia de Calderón (y del presidente saliente, Vicente Fox) a la ceremonia en el Congreso. Desde las ocho hasta las diez de la mañana, ese grupo perredista repartió golpes, encadenó las puertas del pleno, insultó, provocó y armó barricadas con curules. Todo ello les pareció normal y justificable a los voceros del lopezobradorismo. Pero les pareció terrible que el presidente Calderón cumpliera con su obligación legal y llegara al pleno de la Cámara de Diputados por la llamada entrada tras banderas.

El hecho es que, cuando aparecieron en la tribuna del salón de plenos el presidente Calderón y Fox, los provocadores se pasmaron e incluso Ruth Zavaleta, que había defendido durante dos días su lugar junto al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Zermeño, se apresuró a hacerse a un lado para que se sentara el presidente del senado, el priista Manlio Fabio Beltrones. Los perredistas más sensatos comprendieron que no sólo habían perdido una batalla que nunca deberían haber planteado, sino que allí terminaba toda una etapa, que la derrota estaba sellada. El presidente Calderón rindió protesta ante el pleno y ratificó que cumplirá con su palabra y con el Estado de derecho y no se dejará intimidar. Si más de 80% de la población desaprobaba los métodos utilizados por el lopezobradorismo desde el 2 de julio, según las cuatro encuestas publicadas el mismo día primero, el rotundo fracaso político y el ridículo que hicieron López Obrador y sus diputados, dentro y fuera de San Lázaro, fue el sello de una derrota de la que no se recuperarán con facilidad.

Decíamos el día primero que esos grupos políticos habían subestimado a Calderón desde cuando era precandidato: no le vieron posibilidades de derrotar en la interna de su partido a Santiago Creel; tampoco creyeron que podría ganarle la elección a López Obrador y Roberto Madrazo; aleccionados durante seis años de reticencia del Poder Ejecutivo para no ejercer el Estado de derecho, pensaron que, ante la presión, Calderón se doblaría y no iría al Congreso, o que rendiría protesta, como lo dijo Javier González Garza, en "un baño" del Palacio Legislativo. Y el ahora presidente Calderón les volvió a ganar la partida en un acto que, dada la situación que privaba en San Lázaro, superó todas las expectativas posibles y confirmó que, después de seis años, la Presidencia de la República había regresado a Los Pinos.

Lo ocurrido en el Congreso marca el futuro de la escena del país y ello se confirmó con el discurso en el Auditorio Nacional. Se puede valorar de distinta manera la calidad del discurso del Presidente, pero las formas y el contenido son por lo menos sugerentes. El presidente Calderón ratificó que piensa ejercer el poder en forma directa, centralizando la toma de decisiones de los principales aspectos de su administración (seguridad, lucha contra la pobreza, generación de empleos) e instruyendo con acciones concretas a todos y cada uno de los miembros de su gabinete. Al mismo tiempo, reiteró una serie de propuestas que ya había presentado días atrás en una carta de coincidencia con el PRD que, una vez más, los legisladores de ese partido habían desechado. Uno de los méritos de esos doce puntos que el todavía Presidente electo había calificado como coincidencias sobre las cuales podían trabajar en forma conjunta con los partidos del llamado Frente Amplio, era que la mayoría de ellas podrían implementarse como políticas públicas, sin tener que necesariamente pasar por el Congreso y que, si tenían que hacerlo, sería prácticamente imposible para esos partidos oponerse, pues eran parte de sus propias propuestas legislativas. Una vez más, el perredismo subestimó a Calderón, recibió órdenes de López Obrador y rechazó la mano tendida del próximo Presidente. El viernes se sorprendieron de que el Presidente las hiciera públicamente suyas. Perdieron la oportunidad y las banderas.

Pero lo más importante de lo ocurrido en San Lázaro, de lo que se vio en el Auditorio Nacional, en el Campo Marte y en las reuniones posteriores, incluida la comida con los gobernadores el sábado, fue la recuperación de las formas presidenciales. En política, decía don Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo. Y Calderón pareció y actuó en forma presidencial, volvió a darle su lugar a una institución que, por las razones que fueran, su antecesor había desdibujado hasta hacerla irreconocible.

Por cierto, los nombramientos de Jesús Reyes-Heroles Garza en Pemex, la ratificación de Alfredo Elías Ayub en la CFE, de Miguel Ángel Yunes en el ISSSTE y de Juan Molinar Horcasitas en el IMSS confirmarían que, en esos dos grandes temas: la reforma energética y la de pensiones, Calderón tratará de cumplir con lo que ha propuesto. La crisis es sinónimo también de oportunidad. La torpeza del lopezobradorismo le ha abierto de par en par esa puerta a la nueva administración.

Sunday, December 03, 2006

El vergonzoso mundo de los diputados

La inmaculada percepción
Por: Vianey Esquinca

¿Y ahora quién podrá ayudar a los diputados? Nadie, porque no se lo merecen. Mostraron, en unos días, por qué son la institución con menos credibilidad y confianza entre la población y por qué la gente no los respeta y los considera unos mantenidos del sistema. Aunque pareciera prácticamente imposible, la imagen de los diputados pudo caer más bajo de lo que estaba.

Es por todos sabido que los partidos políticos no escogen a sus candidatos porque tengan el perfil más adecuado, sino porque tienen que pagar cuotas a sus tribus y corrientes internas; en 90 por ciento de los casos no se premia la experiencia o la capacidad sino el corporativismo. Por eso en su gran mayoría los diputados pasan sin pena ni gloria su periodo legislativo. Sin embargo, ahora sí se dieron a conocer y ¡de qué forma! Por televisión y en las fotos de los medios impresos se pudieron observar rostros de perfectos desconocidos y desconocidas batiéndose a golpes, aventándose objetos, subiéndose a la tribuna, tirándose sillas, empujando a quienes se les pusieran en frente. ¿Esos orangutanes son los representantes populares?

El diputado perredista, niño-niña, Ricardo Varela (porque en los primeros minutos no se sabía si era un diputado o una diputada quien estaba acostado sobre la tribuna) y la legisladora panista Violeta Lagunas, que les lanzo a sus homólogos todo cuanto estuvo al alcance de su mano, fueron de los más folklóricos; pero las escenas en las que el diputado del PRD corría hacia una de las puertas —después de la tregua— lanzando golpes y tirando sillas, como loco enjaulado, tampoco se quedaron atrás. Las imágenes de diputados durmiendo en el suelo, en la tribuna, cantando como si estuvieran de campamento, orinando en botellas, comiendo tamales y tortas y riéndose a sus anchas, ofendió a miles de personas que siguieron, entre incrédulas, sorprendidas e indignadas, el espectáculo protagonizado por los flamantes legisladores.

Sin embargo, y hay que reconocerlo, no todo mundo se ofendió con la actitud de los diputados. Les están profundamente agradecidos los microbuseros, los gángsteres y los pandilleros por llevar sus prácticas cotidianas a cadena nacional e internacional. Los payasos, la familia circense y los boxeadores se deslindaron tajantemente de ellos. Cuenta una persona que estaba afuera de la Cámara de Diputados que comenzó a escuchar: “Flojo, mantenido, inútil, gorila…”, por lo que preguntó muy sorprendida que si estaban regañando a los diputados. “No”, contesta alguien que pasaba por ahí, “les están pasando lista”.

En la imagen pública hay un principio básico: No se debe perder la compostura bajo ninguna circunstancia. Los legisladores, sin embargo, no sólo sepultaron la compostura, sino que extraviaron el decoro y la educación, mostraron el código postal que todos tienen tatuado y que sale en las circunstancias más comprometedoras. Ahora deberá ser requisito de los candidatos a diputados haber trabajado en La Merced para perfeccionar ese refinado vocabulario que intercambiaron y tener un largo historial en pelea callejera para responder, con golpes, cual perros de pelea, a la menor provocación o a la mínima señal de sus amos.

Una de las salidas más fáciles de las instituciones para mejorar su imagen es gastar exorbitantes cantidades de dinero en spots masivos. No obstante, esto sólo puede resultar si la imagen que se difunde es la misma que se proyecta en los mínimos detalles, lo cual, por supuesto, no es el caso. El spot que está actualmente al aire en el que una voz melosa, casi al punto del llanto, dice: “No siempre estamos de acuerdo, pero de eso se trata, de dialogar, de discutir, de coincidir en aquello que sea mejora para México”, deberá ser inmediatamente sustituido por uno que vaya más acorde a la realidad legislativa: “¿Para qué discutir, si nos podemos agarrar a golpes?” O: “No siempre estamos de acuerdo, pero de eso se trata, de agarrarnos a trompazos e imponer lo que, creemos, es mejor para nuestros partidos”.

No han aprobado una sola iniciativa en toda la legislatura, pero ya fueron capaces de organizar una guerra campal mostrando sus pequeñeces. Eso sí, aprobaron su presupuesto para 2007, en el que planean incrementar el gasto de imagen y difusión. Estarían aumentando de 8.5 millones de pesos a casi 26 millones el rubro de difusión e información del Congreso e invirtiendo 129 millones para las áreas de comunicación social y publicidad. Aunque usted no lo crea.

Una imagen dice más que mil palabras y los legisladores ofrecieron las más vergonzosas imágenes de que se tenga memoria. Observar la toma de protesta de Felipe Calderón en medio de un ambiente caótico: con guardias del Estado Mayor Presidencial mezclados con diputados y diputadas, todos apretados y desordenados, fue lastimoso, como lamentable resultó escuchar a los conductores de la transmisión del sistema televisivo de la Presidencia aparentando que no pasaba nada, sólo les faltó decir que lo visto unos minutos antes en la Cámara de Diputados había sido producto de la imaginación colectiva.

Finalmente, el PAN y el PRD mandaron al diablo a la institución legislativa. ¿Quién tuvo la culpa? ¿El PRI está libre de pecado? Estas preguntas tendrían una respuesta dependiendo del cristal con que se mire, pero a corto, mediano y largo plazo, el daño que le ocasionaron a la imagen de la Cámara de Diputados es permanente e irreversible.

La legislatura de la vergüenza

Enrique Krauze

Pete Hamill, admirable escritor y periodista estadounidense -neoyorquino, mejor dicho-, tiene devoción por México. Estudió aquí a mediados de los años cincuenta y desde entonces se volvió mexicano por adopción: ha mantenido su contacto con este país, conoce sus entrañas, fue editor de The News, ha escrito un libro sobre Diego Rivera y hoy pasa la mitad de tiempo en una ciudad de provincia. Yo creo que su pasión mexicana debe mucho a su origen irlandés, ese sufrido, apasionado y católico pueblo, tan parecido al nuestro, que ahora -a diferencia de nosotros- ha decidido dejar atrás las querellas del pasado y modernizarse al grado de que hoy la economía irlandesa es más pujante que la alemana. El 30 de noviembre, Pete me escribió estas líneas por correo electrónico:

"Todavía estoy penando por mi querido México, dos días después de la desagradable trifulca en la Cámara de Diputados. ¡Vaya caricatura de la democracia! ¡Qué insulto a la gente pensante que trabajó tan duro por este país a lo largo de los años! Imagínate a Juárez luchando en el piso contra un político regordete.

Varias cosas quedaron claras en los noticiarios de televisión de esa noche. La primera: ninguno de esos "hombres" es bueno para los golpes. En la tierra del Toluco López y el Ratón Macías [...] se veían como mariquitas sin calzones; como personajes de un cuadro de Botero, cuajados de grasa. Mi hermana los hubiera podido noquear. Y cuando se acabó el pleito y los ánimos se calmaron, ¿qué hicieron? ¡Se pusieron a comer! Llegaron las pizzas, los tamales, las tortas. ¡Viva la Revolución!

No les importó un carajo lo que estaban mostrándole a México y al mundo. ¿Cómo le van a hacer ahora estos [...] para explicarle a los jóvenes de las calles la necesidad de dialogar sin pelearse? Si está bien que los diputados se agarren a golpes, entonces está bien que también lo hagan los chavos banda. Es la Doctrina Bush a pequeña escala: ante la duda, la fuerza física.

Al mismo tiempo, las pantallas de todo el mundo mostraron a México como cualquier república bananera. Yo sé que no lo es, tú sabes que no lo es, pero esas imágenes exhibieron un país distinto, lleno de "latinos de sangre caliente". Nadie se preocupó por los estereotipos que están reproduciendo. ¿Qué carajos tienen que ver estos peleoneros idiotas con Octavio Paz, Lázaro Cárdenas, Rufino Tamayo o con esos mil otros que han mejorado al país y el mundo simplemente por estar en él?

Hoy vamos a ver el siguiente acto del melodrama; yo voy a estar en casa, frente a la tele. Espero no terminar en lágrimas."

Las indignadas líneas de mi amigo Hamill, que me he permitido transcribir, me hicieron recordar el infinito desprecio con que, a lo largo de nuestra historia y con la excepción de la época liberal, el mexicano ha visto a sus diputados. Hace unos meses, en este mismo espacio, aludí a la culpa imperdonable de los diputados en 1847. Indiferentes al desembarco de los estadounidenses en Veracruz, liberales puros y moderados se hacían garras en el Congreso. Un testigo y protagonista central de la época, el ministro de Relaciones José Fernando Ramírez, lamentó la "espantosa división" que reinaba en el Congreso y escribió su epitafio: se trata -dijo- de "un Congreso sin prestigio, sin poder, sin capacidad, y lo que es peor aún, hondamente minado y destrozado por los odios de partido que nada dejan ver con claridad, excepto los flancos y ocasiones que se le presentan para herir a sus enemigos". La reflexión es aplicable a la situación actual, sin quitarle una coma.

En el Ómnibus de poesía mexicana de Gabriel Zaid (Siglo XXI) aparecen cuando menos dos sonetos donde la ignominia del Congreso tenía un signo diferente, no la anteposición del odio de partido al interés de la nación, sino el servilismo ante el poder ejecutivo. Transcribo uno:

Un Diputado de Provincia

Ancho como un tonel, muy colorado,
maneras toscas, y el andar muy lento,
casaquín rabilargo y polvoriento,
por costumbre el sombrero espeluznado.

Se sienta en la curul cuasi atrojado;
hecho un patán, blasona de talento
y sin nada entender, aquel jumento
a cada discusión dice: aprobado.

Su distrito reniega del cazurro
que aprueba y desaprueba simplemente
porque aquel animal, porque aquel burro,

Si diputado no es, tampoco es gente.
Tipos como el actual veo con exceso
ocupar los asientos del Congreso.


De aquel Congreso y de éste. Entre los diputados porfiristas y los posrevolucionarios no había mayor diferencia. Por eso Daniel Cosío Villegas se refiere a ellos con inmenso desdén. La cita siguiente proviene de "La crisis de México" (ensayo publicado en 1946, que le gusta citar a López Obrador pero cuya esencia liberal y democrática desmiente a cada paso):

El juicio [sobre el Congreso en la etapa posrevolucionaria] no puede ser otro que el de la condenación más vehemente y absoluta: en las legislaturas revolucionarias jamás ha habido un solo debate que merezca ser recordado como lo merecen aquellos de las legislaturas del 56 al 76 del siglo pasado [...] A los ojos de la opinión nacional, sin miramientos de grupos o de clases, nada hay tan despreciable como un diputado o senador; han llegado a ser la medida de la miseria humana.


Ayer, mientras presenciaba desde la galería el bochornoso espectáculo de los diputados (sobre todo, por supuesto, el de sus principales instigadores, los diputados del "Frente Amplio Progresista", que bloqueaban los ingresos al recinto y ostentaban su insolente bravuconería), pensé que su envilecimiento es más profundo que el de los diputados porfiristas y revolucionarios por varias razones. En primer lugar, aquéllos actuaban en el marco de regímenes dictatoriales mientras que éstos trabajan (llamémosle así) en una democracia. Por otro lado, el daño que éstos han hecho no proviene de la obsecuente pasividad, sino de la irresponsabilidad, como la Legislatura de 1847. Por sus "odios de partido", aquellos diputados perdieron la guerra contra Estados Unidos. Por sus "odios de partido", éstos (sobre todo, insisto, los del F.A.P.) han manchado el nombre de México con el estigma de la violencia y la incivilidad, y han hecho al país más vulnerable para afrontar las atroces guerras de nuestro siglo XXI: el narcotráfico, la criminalidad, la pobreza.

Los diputados de la LX Legislatura deberían suprimir los ridículos promocionales que, anunciando con voz meliflua su "voto por México", aparecen en la radio y la televisión. En cuanto a los representantes del F.A.P. que coreaban el servil estribillo "Es un honor/ estar con Obrador", mi opinión franca es ésta: han vuelto a ser "la medida de la miseria humana".

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Fecha de publicación: 3-Dic-2006